Salmos 92:12-13 dice: ‘El justo florecerá como la palmera, crecerá como
cedro en el Líbano, plantados en la casa de Jehová, en los atrios de
nuestro Dios florecerán’. ¿Por qué nos compara el Señor con el cedro?
Porque el cedro es un árbol de madera fina que no para de crecer y nunca
se tuerce; porque su resistencia y longevidad son legendarios; porque
repele a los insectos y las plagas y deja crecer plantas a su sombra. El
cedro no tiene contra vetas, es maleable, es dúctil; tiene un olor
agradable que perfuma todo a su alrededor. Así debemos ser los
cristianos, como los cedros. Un mensaje extraordinario que te hará
reflexionar si tú, al igual que el cedro, estás hecho...
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viernes, 21 de diciembre de 2012
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