Todos recibimos la misma gracia, porque todos somos salvos por la sangre
de Cristo. Entonces ¿Por qué si tomamos a dos cristianos que tienen el
mismo negocio, son fieles al Señor, íntegros, dignos y se congregan en
la misma iglesia, uno apenas tiene para pagar los gastos, y el otro no
sólo paga todos los gastos sino que invierte más, crece, tiene
sucursales, compra franquicias y Dios lo bendice? ¿Será que el favor de
Dios sólo lo reciben aleatoriamente algunas personas que son parte de la
comunidad del anillo?
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viernes, 14 de diciembre de 2012
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