La escasez no es parte de la vida cristiana; porque recibimos la
maldición de la pobreza a través del sudor de la frente de Adán, pero
fuimos redimidos de ella por causa de la sangre en la frente de Jesús.
Dios dijo: Yo voy a bendecir el fruto de la tierra, tu vid del campo
nunca será estéril y todas las naciones te dirán bienaventurado. Esto
significa que cuando estás por perder la casa, cuando se te rompe el
auto, cuando las deudas te agobian, Dios interviene y dice: “Cuidado
diablo con tocarlo, porque él es fiel en sus ofrendas, en sus diezmos y
la maldición de la pobreza ha sido revertida. ¡Te ordeno que no lo
toques!
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miércoles, 12 de diciembre de 2012
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