Los cristianos damos solo un uno por ciento de nuestros ingresos al
avance del reino de Dios. Y lo justificamos diciendo ‘es que no me
alcanza’, ‘es que no soy rico’, ‘es que no gano mucho’… Pero tú tienes
que estar dispuesto a vivir para dar y no vivir para ganar; tienes que
ejercitar continuamente el músculo de la generosidad. Y cuando llegues a
dar sacrificialmente, es cuando Dios no te dejará de dar, porque sabrá
que puede confiar en ti, porque cuanto más te da Él, más das tú a los
demás.
Descargar aqui:
http://depositfiles.com/files/04xws1z98
viernes, 14 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario