Aun cuando somos cristianos, aun cuando nuestra familia está protegida
por el Espíritu Santo, hay como cierto temor de los padres que nos
consideramos responsables, a que algo les pueda suceder a nuestros
hijos. Y es que a veces olvidamos que también los pequeñitos que se
sientan a nuestra mesa le pertenecen a Dios. Y antes que fueran
nuestros, fueron suyos, y siempre lo serán. ¡Entrégale tus hijos al
Señor! La primera parte de un mensaje que nos confortará y nos dará paz
de espíritu.
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miércoles, 12 de diciembre de 2012
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