Si un juez injusto, que no respetaba a hombre, que no tenía a Dios en su
vida, hizo justicia, ¿acaso Él no hará justicia por los Suyos? Aprende a
importunar a Dios y serás escuchado, como fue escuchada la mujer
cananea ante el juez. Cambia la esperanza por fe en el Señor. Pídele con
la certeza de que lo que pidas ya se ha cumplido. Rompe el protocolo.
Pasa las vallas del camino y llega hasta el Señor y dile ‘Señor, yo no
me voy de Tu presencia hasta que Tú me bendigas’. ¡Inspirador!
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martes, 4 de diciembre de 2012
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