Yo no puedo creer como viví años, antes de ser bautizado por el Espíritu
Santo, sin tener discernimiento de espíritus. Pero cuando tuve ese
regalo, un velo se me corrió de los ojos y el Señor me empezó a mostrar
el corazón de la gente. Cuando tú ves el corazón de la gente, no firmas
contratos que no tienes que firmar, no te sientas en una mesa con el que
no te tienes que sentar. No haces un viaje que no tienes que hacer. No
aceptas una invitación que no tienes que aceptar. Si quieres que Dios
abra tus ojos espirituales, no dejes de escuchar este mensaje.
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lunes, 10 de diciembre de 2012
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